La clonación quiere aceitar la palma

Dicen los expertos que la palma tiene memoria. Y vaya si es cierto, pues todo lo que no se haga a favor o en contra de ella, más adelante lo hace manifiesto con mayor o menor número de racimos de fruto por planta. Ese es su lenguaje.
Por ejemplo, si la fertilización fue escasa o el régimen de lluvias muy alto o bajo, ella, tras pasar un buen tiempo, da su respuesta.
Hasta ese comportamiento, es decir, sus bien adentros, se le conoce a este cultivo en el campo experimental La Vizcaína, de la Federación de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma, ubicado en pleno corazón del Magdalena Medio (Barrancabermeja), donde las investigaciones tienen una solo faro: Competitividad, es decir, plantas que produzcan aceite por todos sus costados, tal y como acontece en los países mayores productores de ese fruto en el mundo.
Y es ahí cuando emergen herramientas científicas como la clonación, la cual ya es una práctica y en 2009 sus primeros elementos estarán sembrados en sitio definitivo.
Mucho aceite
De acuerdo con Leonardo Rey Bolívar, director del área de fitomejoramiento y fisiología vegetal del Centro de Investigaciones en el Cultivo de Palma, Cenipalma, se tiene que trabajar al ritmo de las exigencias, paso que ponen en esa hábil marcha, países como Malasia e Indonesia.
Y no es para menos, ya que mientras la media nacional es de 4.5 toneladas de aceite por hectárea, Malasia hace 18 años tiene lotes de 6.5 toneladas.
Además, ha plantado 200 mil hectáreas con producciones de 7 toneladas y experimenta 50 mil hectáreas con una producción de 9 toneladas.
Y es más, hablan que con clonación podrían llegar a las 18 toneladas es decir, 400% más de lo que obtenemos en el promedio palmero del país.
Con esas cifras, literalmente, en investigación hay que andar pero marchando.
¿Qué tenemos?
La Vizcaína es un banco de germoplasma donde hay un gran número de variedades, producto de colectas nacionales y principalmente, las efectuadas en África.
Son 825 hectáreas, de las cuales 380 están en reserva natural, 115 dedicadas a agronomía, 92 cubren el área de germoplasma y 238 dedicadas a fitomejoramiento.
Según Ricardo José Botero Quintero, superintendente de La Vizcaína, se trabaja en la producción de variedades mejoradas de la palma que se adapten, sean resistentes y muy productivas para las zonas palmeras del país.
Allí poseen una colección de palmas E. Guinensis (africanas) y E. Oleíferas (americanas), las cuales se cruzan entre sí buscando alta productividad.
Por ejemplo, se han logrado híbridos interespecíficos, que con solo 36 meses de edad (3 años), se acercan a las 34 toneladas de fruto por hectárea, cuando en el país a esa edad hay plantaciones que no se acercan a 10.
“Cada planta tiene una hoja de vida, desde cuando es una semilla hasta su producción y eso se logra a través de análisis a nivel morfoagronómico, bioquímico y molecular”, agregó.
Esa labor se efectúa en los laboratorios de caracterización de aceites, de entomopatógenos, de cultivos de tejidos y de entomología, los cuales son el verdadero apoyo de los futuros cultivares.
Igualmente, las investigaciones se dan en las áreas de fisiología, riego, nutrición del cultivo, manejo integrado de plagas y transferencia de tecnología.
En La Vizcaína, la investigación palmera, al igual que el nombre del pescado que hace honor a su nombre, nada rápido y para hacerlo se monta en los marcadores moleculares de ADN, clonación, cruces de variedades e hibridación, sin recurrir a la manipulación genética.
La palma de oliva
En un banco de germoplasma, hay un sin número de variedades.

En La Vizcaína existe una que llama la atención y no propiamente por la producción de fruto, tan solo 12 toneladas por hectárea al año, lo que no la hace competitiva frente a las variedades comerciales (por encima de 35 toneladas), sino por la calidad de sus aceite.
Es nativa del trapecio amazónico colombiano, vive bajo la sombra y con el agua hasta el cuello.
La llaman palma nolí, palma boa y otros, le dicen la palma de oliva.
Según el investigador Rey Bolívar, se tienen más de 1.500 plantas, las cuales de manera diaria se están revisando. Se han adaptado al calor y están expuestas al sol.
“Su aceite contiene grandes cantidades de vitamina E, antioxidantes y un porcentaje muy alto de carotenos, los cuales son muy demandados por la industria de medicamentos”, agregó.
Esa palma se podría trabajar de manera biológica y colocar sus productos en nichos de mercado especializados, con el fin de buscar sobreprecios ante su condición farmacéutica, lo que la haría además de valiosa muy atractiva económicamente.
“Otra de sus bondades es que su aceite no se acidifica, pues viene a presentar problemas a los 21 días, mientras que las variedades comerciales comienzan a presentar acidez en menos de 48 horas, de ahí su necesidad de llevarlas de manera inmediata a las plantas extractoras”, sostuvo el investigador.
Es de gran adopción pues viene de zonas húmedas, pero ahora no le hace nada ni el calor ni las temporadas secas; y es ahí donde radica su gran valor genético, condición que la hace merecedora de estar en el banco de germoplasma.
TOMADA DE VNGUARDIA/30/08/2008
|